José Luis López Bulla mira más allá y sabe ver el alcance de la provocación de la presidenta de la comunidad de Madrid:
«Las palabras de Aguirre son, objetivamente, un inequívoco aliento a la manifestación que han convocado los falangistas ese mismo día a horas cercanas a la celebración del evento deportivo con miles de seguidores catalanes y vascos. De ahí que Aguirre, por su peso institucional, se convierte claramente en la dirección de ese movimiento ultra.
Así pues, las intenciones visibles (desviar la atención de los problemas de la comunidad autónoma) tienen un alcance chato y efímero. Sin embargo, el rescoldo que puede dejar el aliento que presta a los ultras ya es asaz preocupante y de largo recorrido. Porque puede abrir en la derecha del Partido popular una doble militancia (si es que no existe ya): una, aflorada en dicho partido; otra, submergida en las sentinas de los falangismos, viejos y nuevos».
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